Alfonso VII nació en Soria un 11 de Noviembre del 1155 y murió en Avila un 6 de Octubre del 1214. Se le conoció como “el de las Navas” y “el noble”.
Fue rey de Castilla entre los años 1158 y 1214. Hijo de Sancho III el deseado y Blanca Garcés de Navarra. Derrotó a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa en el año 1212. Fue sucedido en el trono por su hijo Enrique I de Castilla.
Durante su minoría de edad hubo una guerra civil entre los seguidores de su tutor, Gutiérrez Fernández de castro (la Casa de Castro) y los seguidores de los pretendientes a esta tutela, la Casa de Lara. Sus vecinos aprovecharon esta circunstancia para arrebatar a Castilla algunos de sus territorios como Logroño, parte de La Rioja o Burgos. Durante esta guerra, la Casa de Lara se trasladó con el joven Alfonso a la ciudad de Avila, que desde entonces se conocerá como Avila del Rey o Avila de los leales.
En 1170 alcanza la mayoría de edad y es proclamado rey en las Cortes de Burgos donde se concierta el matrimonio con Leonor de Plantagenet, hija de Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania, hermana de Ricardo Corazón de Leon, que aportó como dote el condado de Gascuña.
Su primer objetivo es recuperar los territorios perdidos durante su minoría de edad, para lo cual se alía con el Rey de Aragón, Alfonso II el Casto.
Presionado por los ataques almohades cedió a la Orden de Calatrava la fortaleza de Zorita de los Canes junto y a la Orden de Santiago la villa de Uclés , siendo desde entonces la casa principal de esta orden militar. Desde esta plaza inicia una ofensiva contra los musulmanes, que culmina con la reconquista de Cuenca en 1177. La ciudad se rinde el 21 de septiembre, festividad de San Mateo, celebrada desde entonces por los conquenses.
Alfonso VIII fue el fundador del primer estudio general español, el studium generale de Palencia (primera Universidad de España y una de las primeras de Europa), que decayó tras su fallecimiento. Además, su Corte sería un importante instrumento cultural, que acogería trovadores y sabios, especialmente por la influencia de su esposa gascona doña Leonor.
Tras fundar Plasencia en 1186, y con intención de unificar a la nobleza castellana, relanza la Reconquista, recupera parte de La Rioja que estaba en manos navarras y la reintegra a su reino. Establece una alianza con todos los reinos peninsulares cristianos -a la sazón, Portugal, León, Castilla, Navarra y Aragón- para proseguir ordenadamente conquistando las tierras ocupadas por los almohades.
El califa almohade cruza el Estrecho de Gibraltar y desembarca en Tarifa al frente de un poderoso ejército con el que se dirige hacia tierras castellanas. Alfonso VIII recibe la noticia y reúne a su ejército en Toledo y aunque consiguió el apoyo de los reyes de León, Navarra y Aragón para hacer frente a la amenaza almohade, no espera la llegada de dichas tropas y se dirige hacia Alarcos, donde el 19 de julio de 1195 sufre una estruendosa derrota que supuso una importante pérdida de territorio y la fijación de la nueva frontera entre Castilla y el Imperio almohade en los Montes de Toledo.
Alfonso VIII se encontró en una peligrosa situación que le llevó a la posibilidad de perder Toledo y todo el valle del Tajo, por lo que el rey solicitó en 1212 al papa Inocencio III la predicación de una Cruzada a la que no sólo respondieron sus súbditos castellanos, sino también los aragoneses con su rey, Pedro II el Católico, los navarros dirigidos por Sancho VII el Fuerte, y las órdenes militares, como las de Calatrava, del Temple, de Santiago y de Malta.
Con todos ellos y tras la recuperación de los enclaves del valle del Guadiana (Calatrava, Alarcos, Benavente, etc.) alcanzó la esperada victoria sobre el califa almohade Miramamolín en la batalla de las Navas de Tolosa, librada el 16 de julio en las inmediaciones de Santa Elena (Provincia de Jaén).
Alfonso VIII falleció el día 6 de octubre de 1214, dejando constancia de ello el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada en su obra De rebus Hispaniae:
"Habiendo cumplido LIII años en el Reyno el noble Rey Alfonso, llamó al Rey de Portugal su yerno para verse con él; y habiendo empezado su camino dirigido a Plasencia, última ciudad de su dominio, empezó a enfermar gravemente en cierta aldea de Arévalo que se llama Gutierre Muñoz, donde últimamente, agravado de una fiebre, terminó la vida y sepultó consigo la gloria de Castilla, habiéndose confesado antes con el''Arzobispo Rodrigo, y recibido el sumo Sacramento del Viático, asistiéndole Tello, obispo de Palencia, y Domingo, de Plasencia."
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