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sábado, 7 de mayo de 2011

HISPANIA, ROMA Y CRISTIANDAD

Los primeros Cristianos fueron mujeres
Parece que San Pablo estuvo predicando en España, la tradición afirma que estuvo en Tarragona. No sabemos si estuvo pero sí que anunció su intención de ir en una de sus cartas a los romanos.
Los primeros conversos que conocemos en Hispania son dos mujeres romanas: Xantipa y su hermana Polixema.
La tradición nos habla de la visita a Hispania de Santiago el Mayor, al que se le aparició la Virgen sobre un Pilar a orillas del Ebro en Zaragoza. De ahí los patrones de España, la Virgen del Pilar y Santiago apóstol.
Guadix, primera ciudad cristiana:
San Pedro envió a predicar a Hispania a los siete varones apostólicos envió: Torcuato, Tesifonte, Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio y Hesiquio, quienes llegaron a la ciudad de Acci, actual Guadix. De esta ciudad era Luparia, primera conversa hispana. Perseguidos por las autoridades romanas tienen que huir y en su fuga, cruzando un puento el milagro se obró. El puente se hundió pereciendo en él sus perseguidores. Ante este milagro, toda la ciudad de Guadix se convirtió al Cristianismo.
Las legiones romanas, primeras difusoras del Cristianismo
Al igual que a Roma llegó el Crsitianismo a través de los legionarios que volvía de Jerusalén, en Hispania se extendió gracias a la Legio VII Gémina, creada por Galva y asentada en la ciudad de Clunia, en Burgos, siguiendo el camino de dicha Legión desde Andalucía hasta Galicia.


Los primeros mártires hispanos  
Las persecuciones de cristianos también se dieron en la Hispania y con ellos los martirios. El primero que conocemos es el que se produjo en el anfiteatro de Tarragona en el año 259 donde fueron quemados el obispo Fructuoso y los diáconos Augurio y Eulogio. Posteriormente a estos se sumarán los niños Justo y Pastor en Alcalá de Henares, Santa Justa y Rufina en Sevilla, San Vicente en Valencia…

Martirio de Fructuoso, Augurio y Eulogio

“Y fue así que, puestos los tres en medio de la hoguera, no les faltó la asistencia del Padre ni la ayuda del Hijo ni la compañía del Espíritu Santo, que andaba en medio del fuego.

Apenas las llamas quemaron los lazos con que les habían atado las manos, acordándose ellos de la oración divina y de su ordinaria costumbre, llenos de gozo, dobladas las rodillas, seguros de la resurrección, puestos en la figura del trofeo del Señor, estuvieron suplicando al Señor hasta el momento en que juntos exhalaron sus almas.





Martirio de Justo y Pastor


Los Santos Justo y Pastor, también conocidos como los Santos niños, nacidos en Tielmes (Madrid), fueron unos mártires hispanorromanos ejecutados en el 304 en Alcalá de Henares por orden del gobernador Daciano, durante la persecución de Diocleciano. Justo y Pastor, que contaban con 7 y 9 años respectivamente, se negaron a abjurar del cristianismo.
En el lugar donde fueron ejecutados, años después se levantó una capilla para albergar sus restos, que fueron trasladados por San Urbicio a la provincia de Huesca, y a Burdeos, Francia, tras la invasión musulmana. En 1568 una parte de los restos regresó a Alcalá, donde se encuentran actualmente, quedando la mayor parte en Huesca. Su fiesta se celebra el 6 de agosto.
A ellos está consagrada la catedral de Alcalá de Henares 
     
Martirio de Santa Justa y Rufina


El prefecto de Sevilla, Diogeniano, mandó encarcelarlas, animándolas a abandonar sus creencias cristianas si no querían ser víctimas del martirio. []Las santas se negaron a pesar de las amenazas. Sufrieron el tormento del potro para a continuación ser torturadas con garfios de hierro. Diogeniano esperaba que el trato que se le daba sería suficiente para que renunciaran a su fe, ellas aguantaron todo. Viendo que no surtió efecto el castigo las encerró en una tenebrosa cárcel donde sufrirían las penalidades del hambre y la sed.
Estoicamente sobrevivieron a su condena, por lo que fueron castigadas de nuevo, esta vez debían caminar descalzas hasta llegar a Sierra Morena. Tuvieron la suficiente fuerza para conseguir el objetivo. Viendo que nada las vencía mandó encarcelarlas hasta morir, la primera en fallecer fue Santa Justa, su cuerpo lo tiraron a un pozo, recuperado poco tiempo después por el obispo Sabino. Una vez que hubo acabado con la vida de Justa, Diogeniano creyó que Rufina sucumbiría a sus deseos con más facilidad, pero no lo consiguió, y decidió acabar con su vida de la forma más lúgubre en aquellos tiempos, la llevó al anfiteatro y la dejó a expensas de un león para que la destrozase. La bestia se acercó y lo más que hizo fue mover la cola y lamer sus vestiduras como haría un animal de compañía. El Prefecto no aguantó más, la mandó degollar y quemar su cuerpo. Nuevamente tras este hecho el obispo Sabino recogió los restos y la enterró junto a su hermana en el año 287

El Concilio de Nicea:

El emperador Constantino el Grande proclama el Edicto de Milán por el cual se legaliza el Cristianismo en el 313. En el 325 convoca el Concilio de Nicea en el que participa un obispo español, el Obispo Osio de Córdoba que preside la definición del primer Credo
Osio de Córdoba
Obispo y Padre de la Iglesia hispano, consejero del emperador Constantino I el Grande.
Nace en Córdoba en una importante familia romana y es elegido obispo de su ciudad natal en 294. Durante la persecució de Diocleciano y de Maximiano padece tormento por la fe y es enviado al destierro. Asiste al Concilio de Elvira en Hispania, entre cuyas firmas aparece en undécimo lugar. Famoso por su prudencia y dotes políticas, acompaña al emperador Constantino a Milán en el año 313, y parece ser que influye en la redacción del Edicto de tolerancia religiosa que el Emperador proclama en ese lugar. La relación con el Emperador es muy profunda y se considera que fue Osio quien lo catequiza y lleva al bautismo, celebrado curiosamente por el antiguo arriano Eusebio de Nicomedia, en el momento de su muerte.
La principal actividad por la que es conocido es su lucha contra la herejía de Arrio, que negaba la divinidad del Hijo y su consubstancialidad con el Padre, y que comenzaba a florecer en Alejandría. Osio es enviado por el Emperador para mediar en las disputas entre Arrio y san Atanasio. Como las posiciones de ambos eran irreductibles, convoca con una orden de Constantino un Concilio en Nicea (325), en el que participan 318 obispos, presididos por el mismo Osio, que firma el primero, tras los delegados del Papa. Osio mismo redacta el Símbolo de la Fe (el Credo Niceno).
En 343 convoca el Concilio de Sárdica, al que acudieron 300 obispos griegos y 76 latinos, para fijar las líneas de organización eclesiástica y reafirmar la condena del arrianismo. De vuelta a Hispania, reúne en Córdoba un concilio provincial, en el cual hizo admitir las decisiones de Sárdica.
 El año 355 el emperador proarriano Constancio decide terminar con la gran influencia de Osio y obligarle a que condene a san Atanasio. Ante las insidias imperiales, el obispo cordobés le responde en una epístola (356):

“Yo fui confesor de la fe cuando la persecución de tu abuelo Maximiano. Si tú la reiteras, estoy dispuesto a padecerlo todo antes que a derramar sangre inocente ni ser traidor a la verdad. Haces mal en escribir tales cosas y en amenazarme (...) Dios te confió el Imperio, a nosotros las cosas de la Iglesia (...) Ni a nosotros es lícito tener potestad en la tierra, ni tú, Emperador, la tienes en lo sagrado...”
Es el primer texto en el que aparece la figura de la separación entre autoridad eclesiástica y autoridad civil. Constancio obliga a comparecer a Osio, ya centenario, ante un concilio arriano, donde se le presionó, azotó y atormentó, negándose rotundamente a firmar la condenación de Atanasio. Osio es desterrado a Sirmio, en Panonia, y muere, con 101 años, lejos de su tierra y de su diócesis en 357.
La Iglesia ortodoxa[] y la Iglesia católica de rito Oriental lo veneran como santo confesor, y celebran su fiesta el día 27 de agosto


El primer emperador Cristiano fue Hispano: Teodosio
Un hispano cuyo origen no está muy claro si fue en Sevilla o en Segovia fue el primer emperador cristiano. Teodosio hizo del cristianismo la religión oficial del imperio y por tanto de Hispania. Desde ese momento Hispania y la Crsitiandad irán siempre de la mano.
Flavio Teodosio impuso el catolicismo como religión oficial y dividió el Imperio entre Oriente y Occidente.  Adquirió experiencia militar combatiendo en Gran Bretaña bajo el mando de su padre; luego él mismo fue dux de Mesia (actual Serbia) en el 374, defendiendo eficazmente aquella provincia fronteriza frente a los sármatas. Pero se retiró a sus dominios en la actual Coca (Segovia) tras la ejecución de su padre. Y allí estaba en el 378, cuando le llamó el emperador Graciano para encargarle la defensa de Mesia frente a la invasión de los godos
Teodosio era cristiano católico, es decir, fiel a la doctrina de Atanasio, adoptada como línea ortodoxa desde el Concilio de Nicea del 325. Fue él quien adoptó el catolicismo como religión del Imperio, prohibiendo el arrianismo (doctrina cristiana de los seguidores de Arrio, muy extendida en Oriente) por el Edicto de Tesalónica (390). No obstante, su actitud inicial fue más conciliadora hacia los paganos, pues trató de mantener un equilibrio en su administración entre cristianos y paganos, al tiempo que se resistía a los intentos del clero cristiano por imponer su supremacía.
Su actitud cambió después de ser excomulgado por el arzobispo de Milán, san Ambrosio, a causa de la represión de la revuelta de Tesalónica, en la que murieron unas 7.000 personas (390). Teodosio hizo penitencia pública para obtener el perdón y prohibió los cultos paganos en Roma (391), medida que luego extendió a todo el Imperio (392).

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