Primera mitad del S V: los bárbaros invaden Hispania. Son los suevos, los vándalos y los alanos.
Los alanos son de origen indoario, mientras que los suevos y los vándalos son pueblos germánicos.
Entre los tres pueblos fueron unos 300.000 bárbaros los que invadieron la península ibérica, que llegaron desde sus tierras empujados por los turcos y los mongoles.
Encontraron una Hispania defendida por las legiones de una Roma en plena decadencia. Los pobladores de Hispania que ofrecieron resistencia se refugiaron en las montañas del Norte y se dedicaon al pillaje organizados en baugadas.
Roma pacta con los bárbaros y a cambio de la paz les ofrece tierras. El emperador Máximo firma el acuerdo por el que otorga a los alanos las provincias de Lusitania y la Cartaginense. A los alanos les da Asturias, Norte de Castilla y la Bética. Los suevos se instalarán en Galicia.
En Roma consideran fraudulento este acuerdo ya que Máximo era un ursurpador, el Imperio recurre a los visigodos para que repongan el orden.
Walia era el rey visigodo que entra en España en el año 417 y que poco a poco va venciendo a los vándalos y alanos quienes finalmente se organizan bajo el liderazgo del vándalo Gunderico quien entra en guerra con los suevos. A Roma le interesa que ninguno de estos pueblos dominen la península por lo que cuando Walia se dirige a vencer a Gunderico, el emperdor Honorio otorga a Walia la Aquitania.
Los vándalos de Gunderico se dirigen hacia el Sur, devastan Cartagena, toman diferentes pueblos del Mediterráneo , atacando Baleares y cidades del Norte de africa. Finalmente monta su capital en Sevilla.
A Gudenrico le sucede Genserico que ante la constante amenza visigoda decide desplazarse al Norte de Africa y convertir a su pueblo en una potencia del Mediterraneo. Asalta Ceuta desde Tarifa con 80.000 vándalos apoderándose de Marruecos y Norte de Argelia. En los combates de la ciudad de Hipona muere el obispo local, San Agustín.
Genserico exige a Roma que le reconozca como soberano de esas tierras e incluso llega a saquear Roma. Su reinado durará 60 años y finalmente sucumbirá ante el Imperio Bizantino.
En la península habían quedado los suevos en su reino de Galicia quienes intentan extenderse hacia el centro y sur, encontrando la oposición de los visigodos quienes les vencen en el 456, obligándoles a recluirse en el noroeste peninsular.
En el año 575 Leovigildo entra triunfante en las montañas de Orense. El propio rey suevo Miro jura lealtad a Leovigildo en el año 577. Es en estos momentos cuando aparece un poder unificador, el de la monarquía visigoda. Es cuando la península ibérica deja de ser Hispania para ser España.
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