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domingo, 12 de junio de 2011

LA RECONQUISTA I: LOS PRIMEROS SANTOS Y MARTIRES


¿Qué diferencia la invasión musulmana de las invasiones anteriores de otras civilizaiones? ¿Por qué a la invasión musulmana le sucede una Reconquista de 8 siglos hasta conseguir su expulsión?
Desde el siglo II AC en que los romanos llegan a la península hasta el V en que entran los bárbaros pasan 700 años en los que se forma una cultura de carácter unitario, la hispanorromana. De mano de las legiones viene el Cristianismo y de manos de un emperador hispano, Teodosio, el Cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio. ¿Hubo resistencias? Por supuesto, pero fueron resitencias de carácter tribal o de ciudades aisladas, pero no de la península como pueblo invadido frente a otro pueblo invasor: Retógenes, Viriato, Numancia…Heróes y gestas de nuestra historia necesarias de recordar.
En el siglo V se producen las invasiones bárbaras que darán lugar al establecimiento de los godos. Estos nunca se marcharán: Se integrarán, darán unidad territorial y jurídica a España como Nación bajo el mando de la Corona: Con ellos Hispania pasa a ser España. Figuras esenciales de este periodo son los reyes Leovigildo, primer rey hispanorromano, Recaredo, quien dota de unidad religiosa y Chindasvinto, el que nos da la unidad jurídica.
Como hemos visto, tanto Roma como los godos construyeron España. Sin embargo en el 711 se produce la invasión de una cultura contra otra: El Islam invade y lucha contra el Cristianismo. El poder musulman fue autoritario e intolerante. Quiso convertir al islam a todos los habitantes de España y se prohibieron las manifestaciones externas del Cristianismo. Estaba prohibido negar el carácter profético de Mahoma y dejar de ser musulman para volver al Cristianismo. Los mozárabes eran aquellos cristianos que vivían en zona ocupada por los musulmanes y a los que se les permitía practicar su fe pero en condiciones de subordinación y marginación intolerables, condiciones que les empujaron a varias rebeliones y al martirio.
Este fue el caso de Toledo: A finales del siglo VIII los mozárabes toledanos se rebelaron. El emir Alakhan I orednó una represión salvaje. Envió un emir, Amorroz, que convocó a los jefes cristianos a una cena para mediar en dicha rebelión. Según iban llegando los dagollaron y los tiraron a un foso. Es lo que se conoce como la Jornada del Foso. Las sublevaciones no cesaron y a esta le siguieron las de los años 811 y 829. Estas continuaron hasta el año 932, en el que Abderramán III aplastó de forma definitiva la rebelión de los mozárabes toledanos. Habían transcurrido practicamente 100 años.
Si en Toledo los mozárabes optaron por la rebeldía y la sublevación, más escalofriante fue la determinación de los mozárabes cordobeses: El martirio voluntario será su forma de expresar su fidelidad a Cristo. El fundamentalismo islámico concretado en el malikismo llevó a que los muslmanes extremaran su celo contra los cristianos. El detonante fue el caso del presbítero San Perfecto, a quien los musulmanes obligaron a decir que pensaba de Cristo y de Mahoma. A Perfecto le cortaron la cabeza. Tras su muerte, 48 notables cristianos de Córdoba se ofrecieron voluntariamente al martirio. Tras ellos un laico y once monjas, las hermanas Nunila y Alodia, despues Flora y la monja María. Ante este rosario de mártires Abderramán II convocó un concilio para forzar a los obispos cristianos a prohibir el martirio. Sólo consiguió que lo desanconsejaran. A Abderramán II le sucedió Mohamed I quien incrementó aún más la represión. Con él fueron famosos los martirios de Rodrigo y Salomón, Isaac y Sancho, Pedro, Walabonso, Sabiniano y Wistremundo, Jeremías y Habencio…
De entre los defensores del martirio hay que destacar a San Eulogio de Córdoba. Su prestigio cresió hasta el punto de que fue nombrado obispo de Toledo, cargo que nunca llegó a ejercer pues conoció el martirio antes. Fue encarcelado en el 859 acusado de dar cobijo a una mora convertida a la Fe de Cristo. Fue llevado ante el emir y sólo consiguieron que hiciera una encendida defensa del Cristianismo. Fue decapitado a las tres de la tarde del 11 de marzo del año 859, año en que quedará sofocado todo intento de rebelión. Comienza así el periodo conocido como el silencio mozárabe, en el que el cristianismo se practicaría en el secreto de la clandestinidad como demuestra que hasta nuestros días hayan llegado los textos litúrgicos de la Iglesia mozárabe

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