A LOS AMANTES DE NUESTRO PASADO

A LOS AMANTES DE NUESTRO PASADO, DE NUESTRAS GESTAS Y BATALLAS, DE NUESTROS HEROES Y NUESTROS SANTOS. A VOSOTROS QUE SOÑAÍS CON NUESTRA HISTORIA: BIENVENIDOS

domingo, 27 de noviembre de 2011

CASTILLA Y LEON, SU UNIDAD DEFINITIVA: FERNANDO III EL SANTO


Fernando III de Castilla (Zamora 5 de agosto de 1199– Sevilla, 30 de mayo de 1252), llamado el Santo, rey de Castilla[] (1217 – 1252) y de León [](1230– 1252).

Hijo de Berenguela I, reina de Castilla, y de Alfonso IX, rey de León. Durante su reinado se unificaron definitivamente las coronas de Castilla y León, que habían permanecido divididas desde la época de Alfonso VII el Emperador, quien a su muerte las repartió entre sus hijos, los infantes Sancho y Fernando.
Durante su reinado fueron conquistadas y arrebatadas a los musulmanes, en el marco de la Reconquista, entre otras plazas, las ciudades de Córdoba, Sevilla, Jaén y Murcia, obligando con ello a retroceder a los reinos musulmanes, que, al finalizar el reinado de Fernando III el Santo, únicamente poseían en la Península Ibérica las actuales provincias de Huelva, Cádiz, Málaga, Granad y Almería.
Fue canonizado en 1671, siendo papa Clemente X, y reinando en España Carlos II.

Tras la temprana muerte del rey de Castilla Enrique I, hermano menor de su madre y la abdicación de ésta, es nombrado rey de Castilla el 1 de mayo de 1217, en un acto realizado en Nájera. Nada más tomar posesión de la corona, tuvo que enfrentarse a una revuelta nobiliaria, encabezada por la casa de los Lara y fomentada por el vecino Reino de León.

Contrae matrimonio con Beatriz de Suabi (1219). A partir de 1224, aprovechando las discordias surgidas entre los almohades a la muerte de Abu Yacub Yusuf, dedicó su esfuerzo a dirigir las campañas de conquista de los territorios dominados por los musulmanes, combinando hábilmente las acciones diplomáticas con beneficiosas intervenciones bélicas aprovechando las discordias existentes en los distintos reinos musulmanes. Así, entre 1225 y 1227 las tropas castellanas se hacen con Andújar, Martos y Baeza, lugares clave para la conquista de Andalucía.

A la muerte de su padre, Alfonso IX, rey de León, en 1230, los partidarios de Fernando no respetaron su testamento, reivindicando el trono de León, que el rey, su padre, había legado a Sancha y Dulce, hijas de su matrimonio con Teresa de Portugal. Tras una reunión entre las dos reinas consortes, Teresa de Portugal y Berenguela de Castilla, se firma la Concordia de Benavente, en el que se declara la inviabilidad del testamento de Alfonso IX y el traspaso de la corona de León a Fernando a cambio de una compensación económica a Dulce y Sancha, que incluía la cesión de tierras que se reincorporarían a Castilla cuando éstas murieran. De ese modo se unieron dinásticamente -siguieron conservando Cortes, leyes e instituciones diferentes- León y Castilla en la persona de Fernando.

Tras lograr la unión de sus reinos, se dedica de manera sistemática a la conquista del valle del Guadalquivir. En 1231 tomó la plaza de Cazorla en Jaén, junto al arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada. Las fuerzas reales se adueñan posteriormente de la campiña cordobesa y de forma inesperada se apoderan de la capital cordobesa en 1236. En 1240 se apoderó de Lucena. En 1243, el rey del taifa de Murcia se sometió a vasallaje y poco después su hijo, el Infante Alfonso, ocupó el reino murciano de forma pacífica. En 1244, se establecen las fronteras con el Reino de Aragón en el tratado de Almizra, asignando al reino de Castilla las plazas de Orihuela, Elche y Alicante. Este mismo año, sus súbditos Rodrigo González Girón y el Maestre de Santiago, Pelayo Pérez Correa, se apoderan de los últimos reductos murcianos: Cartagena, Lorca y Mula.

Desde entonces fue avanzando por el Guadalquivir. Jaén es conquistada tras años de ataques en 1246, y en noviembre del año 1248 se apodera de Sevilla, tras quince meses de asedio y con el auxilio del marino Ramón de Bonifaz, a quien el rey había encargado en 1247 la formación de una flota con naves procedentes del Cantábrico y con la que habría de remontar el río Guadalquivir y completar el cerco sobre la ciudad. A la toma de Sevilla siguió la de Medina Sidonia y Arcos de la Frontera, entre otras. Cuando falleció en 1252, preparaba una expedición contra el norte de África, tratando de evitar las posibles amenazas que pudieran proceder de esa zona.

Trató de unificar y centralizar la administración de los reinos castellano y leonés, promovió la traducción del Fuero juzgo e impuso el castellano como idioma oficial de sus reinos en sustitución del latín. Repartió las nuevas tierras conquistadas entre las órdenes militares, la Iglesia y los nobles.

En el ámbito cultural y religioso, mandó levantar las catedrales de Burgos y León. Se esmeró por que en su Corte se le diera importancia a la música y al buen hablar literario

El cadáver del rey Fernando III el Santo recibió sepultura en la Catedral de Sevilla, tres días después de su defunción. Fernando III había dispuesto en su testamento que su cadáver recibiese sepultura al pie de la imagen de la Virgen de los Reyes, que se supone le fue regalada al monarca por el rey San Luis de Francia, y había ordenado además que su sepultura fuera sencilla, sin estatua yacente. No obstante, tras la muerte del rey, su hijo Alfonso X el Sabio ordenó realizar los mausoleos de sus padres, revestidos de plata, y las efigies sedentes que les representaban, recubiertas de metales preciosos y piedras preciosas, contraviniendo así el deseo de su padre.

domingo, 20 de noviembre de 2011

¿CATALUÑA? ¿ARAGON? ALFONSO II ES LA RESPUESTA


Alfonso II de Aragón apodado el Casto (Huesca, 1-25 de marzo de 1157 - Perpiñán, 25 de abril de 1196). Rey de Aragón, conde de Barcelona y conde de Provenza (desde 1166, con el título de marqués),entre el 18 de julio de 1164 y el 25 de abril de 1196.
Hijo primogénito de Ramón Berenguer IV el Santo, conde de Barcelona y desde 1137 príncipe de Aragón y conde de Barcelona; y de Petronila, reina titular de Aragón.
Reinó con el nombre de Alfonso en honor a Alfonso I el Batallador hermano de su abuelo. Al cumplir la edad legal, siete años, para poder asumir la dignidad regia, recibe de su madre, la reina Petronila, en 1164, conjuntamente el Reino de Aragón y el Condado de Barcelona, que tras la incorporación del Reino de Valencia, y desde la última década del siglo XIII, comenzarán a recibir la denominación de Corona de Aragón, si bien entre el siglo XII y el XIV la expresión más extendida para referirse a las tierras y pueblos del rey de Aragón fue la de Casal d'Aragó.
Alfonso II gobernó como rey de Aragón, conde de Barcelona y marqués de Provenza.

Se casó en Zaragoza con Sancha de Castilla y Polonia (tía de Alfonso VIII de Castilla) el 18 de enero de 1174, a la edad de 16 años, a la que, según el Derecho Canónico, un hombre casado alcanzaba la mayoría de edad. Además, con ello fue armado caballero y pudo actuar al frente de su reino sin la tutoría de los magnates que la habían ejercido desde 1162.

Incorporó a su reino las tierras occitanas de Provenza, el Rosellón y el Pallars Jussà. Firmó con su cuñado, el rey castellano Alfonso VIII, el tratado de Cazola en 1179, pero años más tarde y mediante el tratado de Huesca (1191), se alió con los monarcas de León, Portugal y Navarra contra la hegemonía castellana. Su hijo Pedro II le sucede en las posesiones peninsulares.

Amparó las artes y las normas del amor cortés y él mismo se ejercitó en la poesía, intercambiando escritos con importantes trovadores de la época, como Giraut de Bornelh.

Dentro de la Corona de Aragón, durante el reinado de Alfonso II se consolidó la estructura jurídica y territorial de lo que sería Cataluña: se establecieron las veguerías como división comarcal, se definieron los límites del territorio en la asamblea de Paz y Tregua de 1173 como "de Salses a Tortosa y Lérida" (a Salsis usque ad Dertusam et Ilerda), y promovió la elaboración de los inventarios de los derechos condales (Liber Feudorum Maior, hacia 1194).
En su testamento, Alfonso II dispuso que, a su muerte, ocurrida en abril de 1196, sus territorios se repartieran entre sus dos hijos: Pedro, rey de Aragón y conde de Barcelona (1196-1213), y Alfonso, conde de Provenza, Milhau y Gavaldá (1196-1209).

Con esta disposición testamentaria, además de dotar de un dominio a su hijo menor, el rey sancionó la necesidad de Provenza de disponer de un gobernador propio. En 1185, Alfonso II había nombrado conde de Provenza a su hijo Alfonso, menor de edad; por eso, el rey encargó el gobierno provenzal a procuradores, como Roger Bernat de Foix (1185-1188), Barral de Marsella (1188-1192) y Lope Jiménez.

sábado, 5 de noviembre de 2011

PERSONAJES DE LAS NAVAS DE TOLOSA II

Don Diego López de Haro: Otro vasco héroe de la Hispanidad
Nació en el año 1150 en una de las familias más poderosas de Castilla, la casa de Haro. Fue Señor de Vizcaya entre 1170 y 1214.

Fue partícipe de numerosas batallas al servicio de Alfonso VIII, especialmente en la guerra que en 1199-1200 provocó la vuelta de Álava y Guipúzcoa al reino castellano tras breve pertenencia al de Navarra. Tomó parte en la batalla de Alarcos (1195), que concluyó en derrota cristiana sobre todo por no aceptar Alfonso VIII la llegada de las huestes aliadas de Alfonso IX de León.
 En 1197 dirigió la defensa de Madrid durante el breve sitio sufrido a manos de los almohades, quienes finalmente se retirarían hacia sus posiciones seguras en Andalucía.


En 1179 se habían adjudicado las tierras riojanas a Castilla y las guipuzcoanas y alavesas a Navarra por el tratado suscrito entre Alfonso VIII y Sancho el Sabio. Pero en 1200, con motivo de la guerra que enfrentó a dicho rey castellano con el navarro Sancho el Fuerte, el ejército castellano, encabezado por Diego López de Haro, conquistó definitivamente ambas provincias para su reino. Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, escribió al respecto en su Historia de los hechos de España:
«Por su parte el noble rey Alfonso de Castilla volvió a atacar el condado de Treviño y Álava y, después de largo asedio, inició el asalto de Vitoria (...) Y de esta forma conquistó el rey Alfonso Vitoria, el condado de Treviño, Álava y Guipúzcoa con las fortalezas y castillos de estas tierras, salvo la ciudad de Treviño, que la obtuvo más tarde a cambio de Inzura (...). Conquistó San Sebastián, Fuenterrabía, Belascoaga, Zaitegui, Aizcorroz, Arlucea, Arzorocia, Victoriano, Marañón, Auza, Ataun, Irurita y San Vicente».
Sin embargo, la mayor ocasión de Diego de Haro fue su participación como adalid del ejército castellano en la batalla de las Navas de Tolosa el 16 de julio del año 1212, que abriría a los cristianos la entrada en Andalucía y marcaría el comienzo del fin de la presencia islámica en España. Diego López de Haro comandó la vanguardia del ejército castellano junto con su hijo Lope y sus sobrinos Sancho Fernández y Martín Muñoz. La mesnada de los Haro se componía de quinientos caballeros, junto a los que se agrupaba la milicia del concejo de Madrid.

Diego López fue uno de quienes quebró el palenque guarnecido por esclavos encadenados que protegía el puesto de mando del califa almohade Muhammad al-Nasir, que decidió el resultado de la batalla.

Tras la batalla de las Navas participó en la toma de Alcántara (1213) y en el frustrado sitio de Baeza, que finalmente sería tomada unos años después. Falleció el 16 de septiembre de 1214, tres semanas antes que Alfonso VIII, y fue enterrado en Santa María la Real de Nájera.