A LOS AMANTES DE NUESTRO PASADO

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sábado, 29 de octubre de 2011

PERSONAJES DE LAS NAVAS DE TOLOSA I



Alfonso VIII de Castilla
Alfonso VII nació en Soria un 11 de Noviembre del 1155 y murió en Avila un 6 de Octubre del 1214. Se le conoció como “el de las Navas” y “el noble”.

Fue rey de Castilla entre los años 1158 y 1214. Hijo de Sancho III el deseado y Blanca Garcés de Navarra. Derrotó a los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa en el año 1212. Fue sucedido en el trono por su hijo Enrique I de Castilla.

Durante su minoría de edad hubo una guerra civil entre los seguidores de su tutor, Gutiérrez Fernández de castro (la Casa de Castro) y los seguidores de los pretendientes a esta tutela, la Casa de Lara. Sus vecinos aprovecharon esta circunstancia para arrebatar a Castilla algunos de sus territorios como Logroño, parte de La Rioja o Burgos. Durante esta guerra, la Casa de Lara se trasladó con el joven Alfonso a la ciudad de Avila, que desde entonces se conocerá como Avila del Rey o Avila de los leales.

En 1170 alcanza la mayoría de edad y es proclamado rey en las Cortes de Burgos donde se concierta el matrimonio con Leonor de Plantagenet, hija de Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania, hermana de Ricardo Corazón de Leon, que aportó como dote el condado de Gascuña.

Su primer objetivo es recuperar los territorios perdidos durante su minoría de edad, para lo cual se alía con el Rey de Aragón, Alfonso II el Casto.

Presionado por los ataques almohades cedió a la Orden de Calatrava la fortaleza de Zorita de los Canes junto y a la Orden de Santiago la villa de Uclés , siendo desde entonces la casa principal de esta orden militar. Desde esta plaza inicia una ofensiva contra los musulmanes, que culmina con la reconquista de Cuenca en 1177. La ciudad se rinde el 21 de septiembre, festividad de San Mateo, celebrada desde entonces por los conquenses.

Alfonso VIII fue el fundador del primer estudio general español, el studium generale de Palencia (primera Universidad de España y una de las primeras de Europa), que decayó tras su fallecimiento. Además, su Corte sería un importante instrumento cultural, que acogería trovadores y sabios, especialmente por la influencia de su esposa gascona doña Leonor.
Tras fundar Plasencia en 1186, y con intención de unificar a la nobleza castellana, relanza la Reconquista, recupera parte de La Rioja que estaba en manos navarras y la reintegra a su reino. Establece una alianza con todos los reinos peninsulares cristianos -a la sazón, Portugal, León, Castilla, Navarra y Aragón- para proseguir ordenadamente conquistando las tierras ocupadas por los almohades.

El califa almohade cruza el Estrecho de Gibraltar y desembarca en Tarifa al frente de un poderoso ejército con el que se dirige hacia tierras castellanas. Alfonso VIII recibe la noticia y reúne a su ejército en Toledo y aunque consiguió el apoyo de los reyes de León, Navarra y Aragón para hacer frente a la amenaza almohade, no espera la llegada de dichas tropas y se dirige hacia Alarcos, donde el 19 de julio de 1195 sufre una estruendosa derrota que supuso una importante pérdida de territorio y la fijación de la nueva frontera entre Castilla y el Imperio almohade en los Montes de Toledo.

Alfonso VIII se encontró en una peligrosa situación que le llevó a la posibilidad de perder Toledo y todo el valle del Tajo, por lo que el rey solicitó en 1212 al papa Inocencio III la predicación de una Cruzada a la que no sólo respondieron sus súbditos castellanos, sino también los aragoneses con su rey, Pedro II el Católico, los navarros dirigidos por Sancho VII el Fuerte, y las órdenes militares, como las de Calatrava, del Temple, de Santiago y de Malta.

Con todos ellos y tras la recuperación de los enclaves del valle del Guadiana (Calatrava, Alarcos, Benavente, etc.) alcanzó la esperada victoria sobre el califa almohade Miramamolín en la batalla de las Navas de Tolosa, librada el 16 de julio en las inmediaciones de Santa Elena (Provincia de Jaén).
Alfonso VIII falleció el día 6 de octubre de 1214, dejando constancia de ello el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada en su obra De rebus Hispaniae:

"Habiendo cumplido LIII años en el Reyno el noble Rey Alfonso, llamó al Rey de Portugal su yerno para verse con él; y habiendo empezado su camino dirigido a Plasencia, última ciudad de su dominio, empezó a enfermar gravemente en cierta aldea de Arévalo que se llama Gutierre Muñoz, donde últimamente, agravado de una fiebre, terminó la vida y sepultó consigo la gloria de Castilla, habiéndose confesado antes con el''Arzobispo Rodrigo, y recibido el sumo Sacramento del Viático, asistiéndole Tello, obispo de Palencia, y Domingo, de Plasencia."

domingo, 16 de octubre de 2011

LA RECONQUISTA VI: LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

LAS NAVAS DE TOLOSA
La batalla de las navas de Tolosa es uno de los hechos más importantes de la Historia de España y fundamentalmente porque es en esta batalla donde la Reconquista alcanza la auténtica dimensión de guerra de civilizaciones y donde, junto a las Termópilas y Lepanto, Occidente se jugó su existencia.
En España, y bajo el llamamiento a la Cruzada realizado por el Papa Inocencio III, caballeros de toda Europa dieron su sangre y su vida por la Cristiandad. Enfrente, árabes procedentes no sólo de la España invadida, sino también del Atlas, del sur del Sáhara y del Extremo Oriente, que habían acudido a la llamada de la Yihad. Arabes de todo Africa y Oriente lucharon con el sueño de llegar, desde España a la propia Roma, con el objetivo último de conseguir la victoria final sobre el Cristianismo en su propia capital.
Pero las Navas de Tolosa no sólo es un episodio más de la lucha de Oriente contra Occidente. Es también la  victoria de la idea de España como nación: Señores de Vizcaya, Navarra, Portugal y  Aragón acudieron junto al Rey Alfonso VIII de Castilla en defensa del solar patrio. Entre ellos fue crucial la intervención del vasco Diego López de Haro, del navarro Sancho VI, del aragonés Pedro II y del portugués  Alfonso II. Es el 1212 cuando realmente la Reconquista alcanza su dimensión Nacional. No es la España cristiana y la España mora. Es España reconquistando su tierra invadida.

Tan importante es la intervención de los navarros en esta batalla, que la actual bandera de Navarra lleva incorporadas las cadenas, cadenas con las que los árabes se encadenaban para no desertar del combate y que en las Navas los navarros cortaron facilitando así la victoria final cristiana.
Y es también en las Navas donde San Isidro Labrador enseña a los españoles un paso entre las montañas por el que las tropas cristianas bajo el mando de López de Haro pudieron cruzar. Era el paso hoy conocido como Puerto del Rey.

Es a partir de esta batalla donde el poder árabe en la Península Ibérica empieza  a decaer de forma progresiva hasta culminar 300 años después en la conquista de Granada por los propios Reyes Católicos. El año 1212 supone el comienzo del definitivo avance hacia el Sur de los cristianos en su Reconquista. En las siguientes entradas iremos viendo los protagonistas de este crucial momento.

sábado, 8 de octubre de 2011

SANCHO III EL DESEADO
Hijo primogénito de Alfonso VII y de su esposa Berenguela de Barcelona, el 21 de agosto de 1157, a la muerte de su padre, heredó el reino de Castilla, al tiempo que su hermano, Fernando II, heredaba el reino de León. La división del reino de Castilla y León entre los dos hijos de Alfonso VII no derivó en conflicto entre los hermanos debido a la intervención de su hermanastra Sancha de Castilla y de Polonia, esposa del rey de Navarra Sancho VI, que intervino en la disputa a fin de que ambos respetaran los límites territoriales de cada reino.

El 30 de enero de 1151 contrajo matrimonio en la ciudad de Calahorra con Blanca Garcés de Navarra, hija del rey navarro García Ramírez de Navarra y de Margarita de L'Aigle. Fruto del único matrimonio del rey nacería, en 1155, el infante Alfonso, que heredó el trono de Castilla tras la defunción de su padre, ocurrida en 1158.

En 1158 contribuyó a la creación de la Orden de Calatrava cuando los templarios rehusaron mantener la defensa de la plaza fronteriza de Calatrava que les había sido concedida por Alfonso VII en 1147. Sancho III entregó entonces la tenencia y el señorío de Calatrava al abad Raimundo de Fitero y al caballero Diego Velázquez, que fundaron la Orden de Calatrava.


Siguiendo la política de su padre logró que, en 1157, su cuñado el rey navarro Sancho VI, y en 1158, el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV le rindieran homenaje y se declararasen vasallos suyos. Ese mismo año invadió el reino de su hermano Fernando II de León, pero no llegó a enfrentarse con él, ya que ambos monarcas sellaron un acuerdo, conocido como el tratado de Sahagún, que fue rubricado el día 23 de mayo de 1158.

Sancho III se comprometió a devolver a su hermano el rey de León las tierras fronterizas entre ambos reinos que él había conquistado, a cambio de que éstas fueran dadas en señoríos a nobles leoneses cercanos al rey castellano. También acordaron prestarse ayuda mutua frente a terceros, y se repartieron las zonas de influencia sobre los territorios musulmanes aún no conquistados, y establecieron que si alguno de ellos fallecía sin descendencia el reino del finado sería herededado por el hermanosuperviviente.

La muerte de Sancho III de Castilla, ocurrida en la ciudad de Toledo el día 31 de agosto de 1158 invalidó el tratado de Sahagún, que el difunto rey había firmado con su hermano. Fue sucedido en el trono por su hijo Alfonso, entonces menor de edad, lo que originó una lucha por el poder en el reino de Castilla entre la Casa de Lara y la Casa de Castro.

LA RECONQUISTA VI

ALFONSO I DE ARAGON
Alfonso I de Aragón el Batallador ( 1073 – Poleñino, Huesca, 7 de septiembre de 1134)[ ] fue rey de Aragón y de Pamplona entre 1104 y 1134.
Uno de los personajes más imprtantes de la Reconquista ya que bajo su reinado llegó a duplicarse el territorio del reino de Aragón, llegando sus campañas hasta las ciudades de Valencia, Córdoba y Granada. Inflingio derrotas sonadas a los musulmanes, como las Valtierra, Cutanda, Anzul o Cullera. Por su fama, que traspasó fronteras se le conoció como El Batallador. En las crónicas de San Juan de la Peña del siglo XIV podemos leer: «clamabanlo don Alfonso batallador porque en Espayna no ovo tan buen cavallero que veynte nueve batallas vençió».

Reinó sobre León, Castilla, Toledo, Navarra y Aragón gracias a su matrimonio con Doña Urraca. Esto le valió para procalamarse Emperador de Leon y Rey de toda España.

A su muerte, y en lo que es uno de los episodios más controvertidos de su vida, legó sus reinos a las órdenes militares, lo que no fue aceptado por la nobleza, que eligió a su hermano Ramiro II el Monje en Aragón y a García Ramírez el Restaurador en Navarra, dividiendo su reino.

Cuando fue coronado, era rey de Aragón y Pamplona y comenzó su política de reconquista tomando la ciudad de Zaragoza y las ciudades que dependía de ella como Tudela, Huesca, Lérida, Tarragona y Calatayud y recibiendo vasallaje de Valencia y Denia trasladando sus fronteras hasta el sur del río Ebro. Incluso llegó a traspasar la frontera de Francia sitiando y tomando la ciudad de Bayona.

Con su matrimonio con Doña Urraca, llegó a dominar la práctica totalidad de Castilla, Leon y Galicia, sometiendo las ciudades de  Palencia, Burgos, Osma, Sahagú, Astorga y Orense, con una velocidad que le ganó reputación de invencible entre sus enemigos.

La gran extensión de los nuevos territorios incorporados al Reino de Aragón obligaba al Batallador a atraer gran cantidad de población para repoblar campos y villas y mantener la economía del país. Conociendo la insatisfacción de la numerosa población mozárabe en territorio musulmán ante el aumento del fanatismo religioso de la nueva corriente religiosa norteafricana almorávide, y alentado por los mozárabes de Granada, que le ofrecían su apoyo para rebelarse en esta ciudad del sur de al-Ándalus, Alfonso inició una expedición militar por tierras musulmanas. Recorrió importantes poblaciones del sur de Córdoba y llegó a la costa en Motril o Vélez-Málaga, donde de acuerdo a las crónicas mandó que le pescaran un pez antes de emprender el retorno cargado de botín y acompañado de numerosos mozárabes. Se estima que más de 10.000 le siguieron con la intención de asentarse en el reino cristiano. Quizá la cifra sea exagerada, pero lo cierto es que el Batallador declaró a estos mozárabes hombres libres a su regreso, otorgándoles privilegios y ventajas judiciales, fiscales, económicas y militares. Perseguido por las fuerzas almorávides, Alfonso logró sin embargo culminar el regreso a través de Cuenca y Albarracín en 1126.


A la muerte en Aragón de Gastón, el rey volvió a su reino dejando la política occitana a sus caballeros. En 1133 sitió y se hizo con Mequinenza, uno de los últimos bastiones islámicos en territorio aragonés, aunque con un ejército menguado sin los bearneses y gascones de Gastón, que habían vuelto en masa a su tierra. En el mismo año conquistó Horta de San Juan, que constituyó junto con Escarp y Morella el confín oriental del Aragón de Alfonso I.

En el verano de 1134 estaba el rey sitiando la fortaleza de Fraga con apenas quinientos caballeros cuando un ataque de la guarnición musulmana les sorprendió y derrotó el 17 de julio, recibiendo el veterano monarca graves heridas. Aunque logró huir y salvarse en primera instancia, complicaciones de las mismas causaron su muerte el 7 de septiembre de ese año en la localidad monegrina de Poleñino, siendo sepultado en el monasterio de Montearagón, cerca de Huesca.[] Según la Crónica de San Juan de la Peña, tenía 61 años de edad y había reinado durante la mitad de ellos